
En los primeros 15 días trabajando con el equipo que me habían asignado en Brasil, me di cuenta de los canales de comunicación ocultos que controlaban al equipo. Daba igual que fuese mi equipo, porque realmente no lo era. Lo controlaba otras personas que tenían los teléfonos y los emails de mi equipo, y les pedían que ejecutasen ciertos trabajos sin que yo lo supiese.
También había una relación personal entre dos personas que complicaba bastante la situación. Tuve una conversación muy seria con ellos/as explicando que me daba igual la relación que tuviesen entre ellos/as pero que no quería que eso afectase al trabajo, y estaba afectando. Se quedaron a cuadros cuando les dije esto porque pensaban que yo no me enteraba de estas cosas.
Me fui dando cuenta porque yo organizaba el trabajo, lo priorizaba, lo asignaba, y cuando luego hablaba con la gente para ver qué tal llevaban el trabajo, me decían que estaban haciendo otras cosas. Entonces yo preguntaba qué eran esas otras cosas que estaban haciendo y quién se las había mandado.
Y empezaban a aparecer esas otras personas que controlaban al equipo a mis espaldas. Fue complicado cortar estos comportamientos. Las personas que mandaban ese trabajo tenían bastante poder e influencia en la organización. Necesitaba crear nuevos canales de comunicación con el equipo y conseguir que confiasen en mí.
Tampoco podía cortar de forma radical los canales con esas otras personas de la organización, porque crearía un problema político con ellos/as, sino más bien estar enterada de esas necesidades y que las canalizasen a través de mí. Aunque inicialmente yo fuese un cuello de botella, yo necesitaba entender esas necesidades, porque algunas no tenían sentido, o no eran de nuestra responsabilidad. Luego ya vería cómo canalizaba con el equipo las peticiones para dejar de ser yo un cuello de botella.
Esta parte fue complicada. Porque yo era una extraña. El tiempo fue poniendo las cosas en su sitio y tuve que cambiar prácticamente a casi todo el equipo y contratar personas nuevas. Personas que entrasen de nuevas en mi forma de organizar al equipo.
Luego había personas con doble cara. Delante de mí mostraban una forma de comportarse y por detrás, en la sombra, actuaban de otra, y hablaban con otras personas de la organización, ejecutando trabajo que yo no había mandado que hiciesen. Y a pesar que había hablado con el equipo sobre este tema, seguían haciendo lo que querían. De cara me decían que «sí» pero luego hacían lo que querían.
Me di cuenta que a veces tienes que renovar el equipo para crear un proyecto nuevo. Las dinámicas ya implantadas, las costumbres, y en definitiva la cultura de la organización, es muy complicada cambiarla. En mi caso, conseguí crear algo nuevo cuando tuve un equipo nuevo.
¿Cuáles son los canales de comunicación que usas con tu equipo y con otros departamentos para poner orden en el caos?
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