
Sigo viendo la serie “En Terapia”, de la plataforma de HBO. Me resulta densa, porque me mueve bastantes cosas cada capítulo. En particular, el capítulo 26 de la temporada 2 me ha suscitado escribir esta publicación.
La imagen perfecta de cómo queremos que las cosas ocurran. Aferrados a esa imagen mental que no existe. Y que sufrimos al comprobar que no sirven nuestros esfuerzos por crear esa imagen, porque no existe en la realidad. Intentos fallidos de tergiversar, de manipular, de justificar, de inventar, de adaptar, de transigir, retorciéndose nuestro cuerpo por toda la tensión acumulada por la frustración, ira o amargura sostenida en el tiempo, al comprobar que no existe esa imagen y, posiblemente nunca lleguemos a verla en la realidad que observamos.
¿Cuántas imágenes ficticias tienes en tu cabeza y que no existen en la realidad? ¿Imágenes de personas, de lugares, de recuerdos?
Dos de las frases que aparecen en el capítulo son:
- “Si no superas esto, te mantendrás siempre donde estás castigando a los hombres de tu vida que no son lo que esperas…”.
- “La fuerza del deseo de crear una nueva vida…”.
Quizás esas imágenes solo te ayuden a seguir adelante con tu vida, o quizás solo hacen que te compliques al tomar decisiones importantes de tu vida. Decisiones hacia una dirección que en realidad no es la dirección con la que fluyes sino en la que más resistencias encuentras.
Aquí me viene a mi mente el diseño humano y nuestra motivación. ¿El deseo es tu motivación o quizás es la inocencia?
En mi caso mi motivación según mi diseño es la inocencia, aunque a veces creo que es el deseo. Cuando me doy cuenta el desgaste que me supone seguir el deseo, vuelvo a darme cuenta que tengo que volver a la inocencia y dejarme fluir con la vida.