
Unos 2 meses después de llegar a São Paulo, llegó un compañero nuevo que se encargaría de una parte de la operación. Inicialmente, pensé que esta persona era de confianza para mí, pero los hechos hablaron por sí mismos. Conocía a esta persona desde hacía algunos años. La consideraba un amigo. Confié situaciones personales que necesitaba hablar y resultó que luego se lo contó a «sus amigos», destruyendo por completo la confianza que tenía en esta persona. Nunca más volvería a ser una persona de confianza para mí.
Esto de contar algo en confianza a alguien que yo consideraba de confianza y que luego esta persona lo contase a «sus amigos» u otras personas, o me dejase en evidencia en una reunión, como se suele decir «dejarme con el c… al aire» era algo bastante frecuente. Me sentía tan sumamente decepcionada, traicionada, y con rabia de estas personas, que aprendí que mejor no confiar en nadie.
El nuevo compañero comenzó a entrometerse en mi trabajo. Traté por las buenas establecer los límites entre nuestro trabajo. Pero no funcionó. Tuve que cabrearme muy seriamente y tener una bronca para dejar claros los límites. Escribí un documento donde dejaba de forma clara y expresa la separación de responsabilidades de nuestros roles de trabajo en el proyecto, y tuvimos una reunión para hablarlo.
Después de esta fuerte discusión, cuando ya estaba escrita esta separación de responsabilidades, nos sentamos con nuestro responsable superior para explicarlo y estuvo de acuerdo. De hecho, para nuestro superior era evidente esa separación, pero no quedó clara hasta que la puse por escrito por propia iniciativa.
Tiempo después, tuve otros problemas con este compañero porque empezó a atribuirse méritos sobre trabajo que había realizado yo. Esto fue otra lucha para defender y poner en evidencia mi trabajo.
El año 2014 realmente fue un infierno. Adaptarme a:
- Un país nuevo.
- Una empresa nueva.
- Unos compañeros nuevos.
- Una cultura nueva.
- Una telenovela en muchos casos surrealista.
Y darme cuenta poco a poco que no tenía a prácticamente nadie en quien pudiese confiar. Cada vez estaba más sola sin ningún tipo de apoyo ni ayuda.
Un tema que recomiendo que miren las personas que se van expatriadas son los papeleos burocráticos. Que la empresa deje claro en la propuesta cómo va a gestionar temas legales, fiscales, laborales, seguridad social, cambios de moneda, mudanza de ida y repatriación de vuelta.
Otras personas expatriadas que yo conocí durante mi estancia en São Paulo me explicaban cómo lo habían gestionado las empresas donde trabajaban. Para mí, todo este trámite fue un dolor de cabeza, y un grave problema muchas veces.
En una ocasión, pagué un servicio a una gestoría para ver cómo realizaban un trámite que yo tenía que hacer. Me hicieron mal el trámite y encima me dijeron que no lo podían arreglar, una vergüenza. Pero era así continuamente con muchas gestorías. Después de aprender a hacerlo, el resto de meses lo tramité yo. Incluso enseñé voluntariamente a otros compañeros cómo tramitarlo.
En Brasil tienen una burocracia tan absurda que muchas veces solo la gente que está dentro del sistema sabe cómo gestionarla. A día de hoy, llevo 2 años reclamando unos documentos que me tiene que gestionar una gestoría, pero me dicen que no es su responsabilidad saber por qué no llegan los papeles, y que su responsabilidad es hacer el trámite de la solicitud del documento, pero no asegurar que el documento llega. Yo alucino con estas empresas. Y son lentejas. No tengo nadie que me ayude a resolver este problema. Por eso, mejor deja claro desde el principio cómo te va a gestionar la empresa todos los papeleos.
¿Qué recomendaciones te han dado antes de irte a otro país?
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