Una simple intervención quirúrgica

Photo by JC Gellidon on Unsplash

Parece que una exclienta me ha cogido por fin el puntito y poco a poco va sacando de mí las cositas que quiere.

Me pide que escriba para su blog, “La vida es vivir”, alguna experiencia personal que me haya cambiado la vida y que sirva para otros de ejemplo para el camino de autodescubrimiento.

Le contesté que ya sabía cómo era esto. Que había que esperar a que el campo morfogenético emitiera la frecuencia de resonancia de los protones de mi cuerpo para activar la creatividad y que se expresara mi autoridad externa.

Sí, antes hablaba de quarks, ahora hablo de protones, pues estoy discutiendo conmigo mismo qué hay por debajo del protón. La cosa está entre quarks, preones, osciladores esféricos de Planck formando el éter de toda la vida, una especie de mar infinito a base de fluctuaciones cuánticas, cuerdas, simplemente la virgen de Lourdes o Constantine (gran película no apta para personas sensibles) ahogando al diablo con agua bendita.

Lo que está claro es que todo gira y gira.

Bueno vayamos al grano.

Una operación de hemorroides, aunque presumiblemente poco guay para el mundo New Age o del pensamiento positivo, no deja de ser una experiencia cualquiera que nos puede o no marcar la vida.

A mí desde luego me cambió la vida.

El 15 de marzo de 1993 dejé mi trabajo por cuenta ajena y me lancé a la aventura del emprendimiento. Fue una mezcla entre pulsión kármica transgeneracional y de consciencia proyectora. Estaba trabajando como un generador obsesivo y, bueno, no sé si en este blog entenderán estos términos, pero digamos algo así que dentro de mí hay algo energético que lleva muy mal eso de trabajar como esclavo y, que prefiero seguir mis biorritmos.

Unos meses después, julio 1993 exactamente, en plena efervescencia emprendedora, las venas de mi ano comenzaron a expandirse dando lugar a un dolor de desmayo.

Bueno, me dije, “no problemo”.

Tengo seguro médico, soy un chico valiente, tengo mis contactos para hacerlo rápido y con una breve intervención, las hemorroides se van a “tomar por el culo”.

Esa vanidad de tenerlo todo controlado acabó con el control de mi vida para siempre.

No voy a explicar aquí el proceso de las dos operaciones seguidas que me hicieron para intentar arreglar el problema, pues lo dejo para el anecdotario en el aura. Simplemente, que un chico tan grande como yo se quedó con un ano técnicamente estenosado o vulgarmente chiquitito como el de un niño pequeño.

Allí comenzó un calvario que condicionó toda mi vida posterior.

Podría describir los dolores y sangrados diarios, los problemas de anorexia y de bulimia, las subidas y bajadas de peso en breve tiempo, la hipocondría, los ataques de ansiedad y de pánico o la hernia umbilical que surgió unos años después como consecuencia de un esfuerzo.

Hernia que condicionó toda mi vida física y psíquica y que no fui capaz de operarla hasta después de un nodo lunar (18,5 años) ante mi terror, puro síndrome de estrés postraumático.

Es como una especie de muerte en vida o, al menos, así lo viví yo.

Pero claro, como dice el título del blog de Novillo, la vida es vivir. Ella quiere vivir para aprender cosas, pero las cosas se aprenden, básicamente experimentando. Y cada uno experimentamos cosas distintas y las integramos desde perspectivas distintas.

Y esa es la primera enseñanza en el camino del autodescubrimiento. El mosaico de experiencias y de perspectivas distintas que suceden pueden servir de ejemplo para algunos, pero no servirán para nada para otros. Quizá tú hubieras vivido mi operación de hemorroides de manera distinta y contarías otra vida diferente.

Es un proceso de aceptación de la diferencia para alcanzar nuestra individuación y, desde ahí encontrar nuestro sitio y nuestra gente correcta. Aquellos que de alguna manera pertenecemos al mismo fractal y que, por un proceso de resonancia, avanzamos juntos en nuestro camino evolutivo.

La segunda enseñanza básica que he aprendido en mi camino es que la vanidad de que nuestras experiencias se consideren un ejemplo arquetípico para los demás, la vanidad de considerarte un avatar elegido para la gloria es sólo eso, vanidad. Eso sí, es la base para cualquier modelo de negocio anglosajón con ribetes de Gurú Hindú, Lama Tibetano Budista o Mensajero Apocalíptico.

Es mi perspectiva vivida desde un cuerpo despertado por el dolor. No tiene por qué ser la tuya.

Tercera enseñanza consecuencia del párrafo anterior. No vivas verdades de segunda mano. Como a pepito le ha funcionado bien a mí también. Busca tus verdades escuchando cómo tu cuerpo ha vivido las experiencias.

Y para lograr eso, sólo hay un secreto:

Cuida tu cuerpo… es la base para que tu personalidad pueda aprender de manera cognitivamente óptima de las experiencias de la vida.

Gracias María por la invitación.

Un abrazo kósmico.

(c) Alf Gauna, 2020

Esta entrada ha sido escrita de forma desinteresada por Alf Gauna, profesional en el arte de acompañar procesos de apertura o despabilamiento de la consciencia, para que dejes de buscar y comiences a encontrar.

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