Tiempos exponenciales… todo va demasiado rápido

En este vídeo vemos cómo hacemos invisibles a las personas que tenemos al lado para hablar con otras que apenas conocemos. ¿Paradójico?

¿Queremos quedar bien con esas personas online pero no nos importa tener a una persona al lado sin escucharla mientras trasteamos con el smartphone?

Con una amiga de la que he aprendido mucho tuve hace poco una conversación sobre lo rápido que va todo. Las nuevas tecnologías van a un ritmo desbordante. Parece que tenemos que ir aprendiendo un poco de aquí un poco de allá pero nada en profundidad, porque hay tanto sobre lo que aprender que podemos acabar muy agotados al final del día. Y además como suelen tener una fecha de caducidad tan pequeña pues invita todavía menos a profundizar en ellas.

En cierto modo se nos demanda que estemos al tanto de nuevas tendencias, productos, aplicaciones, tiendas online, descuentos, «nuevas» formas de llamar a todo como por ejemplo smartphone, reader, rss, podcasts…

Mi amiga me decía:

…yo aprendí a escribir con pluma y papel, literalmente. Mi lenguaje durante años ha sido la poesía y mi inspiración, los poetas del siglo XIX. Aunque ahora prefiero la prosa, e incluso el ensayo, me cuesta un poco cambiar la sensación de una hoja de papel en blanco, sobre la que se derrama una fina línea de tinta dibujando formas redondeadas, por la presión mecánica y limpia de las teclas.

…soy una de esas «raras avis» que disfrutan saboreando las cosas con más calma, leer en un libro con hojas de papel que pasan despacio, cocinar dándole el tiempo necesario a los ingredientes para que saquen lo mejor de si mismos.

Yo he hecho trabajos en el colegio a máquina, consultando libros en la biblioteca y fotocopiando las fotos para ilustrar los trabajo. Y ahora todo es un mundo distinto. Todo cambia y como me dice mi padre… «más delante hay más».

Yo trato de hacer en la medida de lo posible lo que me dice mi amiga, disfrutar saboreando lo que estoy haciendo en ese momento. A veces lo consigo y otras no. Pero ser consciente del remolino que te arrastra y tratar de salir de él ¡ya es un gran paso!

Os dejo con este espectacular vídeo que nos muestra la rapidez de la que os hablo a nivel global.

Llegar tarde a trabajar implica…

En este cortísimo vídeo podemos ver cómo el hecho de dormirnos puede hacer que el resto del día sea un calvario.

¿A cuántas personas contestamos mal ese día? ¿Cuántas veces nos atascamos haciendo una tarea que en principio no supone un gran esfuerzo mayor de lo habitual? ¿Cuántas oportunidades de aprender desaprovechamos ese día?

Es cierto que nos puede caer una bronca por llegar tarde al trabajo, pero ¿tenemos que hacer pagar el cabreo a todas las personas con las que nos encontramos? Nos cabreamos porque no nos gusta que nos echen la bronca. ¿Qué podemos hacer?

Una buena forma de afrontarlo es con una sonrisa por ejemplo por salir de casa de día en vez de noche. Si a la hora que sales por dormirte hay más atasco, peores sitios para aparcar, el transporte público está demasiado lleno… ¿crees que estar cabreado va a hacer que desaparezcan estos inconvenientes? ¿te aporta algo bueno estar cabreado?

Es bueno sentir las propias emociones, pero una vez identificadas tenemos que gestionarlas. Esto consiste en restar importancia a aquello que no la tiene, en relativizar los problemas, sacar las partes positivas de lo que ha sucedido… en definitiva aprender de lo sucedido y medir la intensidad de las emociones para la próxima vez.